viernes, 19 de octubre de 2012

En México, las habas son gigantescas, como el avión nuevo de Peña Nieto

Dicen que en todos lados se cuecen habas, pero cuando hablamos de las afrentas que la clase política de México causa a la ciudadanía con su corrupción, opaca rendición de cuentas, uso irresponsable de recursos públicos, etcétera, las habas de México son gigantescas. Basta con echar un vistazo a las entradas del Observatorio de la Corrupción Mexicana para darse cuenta de que así es.
Crédito: La Jornada Online en Facebook

Es algo que vivimos todos los días, y esta vez me lo recuerda el hecho insultante de que el presidente electo Enrique Peña Nieto estrenará su cargo con un flamante Dreamliner 787 de Boeing, el avión de pasajeros más rápido y sofisticado del mundo que nos costará a los mexicanos casi 140 millones de dólares. Tomando en cuenta que los mandatarios mexicanos son poco relevantes hoy en día para los asuntos urgentes de la agenda mundial, un avión con autonomía para vuelos transatlánticos está lejos de ser indispensable, como si lo es en el caso de un mandatario de Estados Unidos, Rusia, Francia, China o el Reino Unido, por ejemplo. Pero el Estado mexicano, con su clásica prepotencia y autoritarismo, no parece pensar que es necesario justificar la compra de un reactor que, de acuerdo a una estimación, tardaría 25 años en ser pagado.

Y aquí es imposible no dejarse llevar por la tentación de los contrastes. Este viernes en el Reino Unido hay gran controversia en torno a si el Ministro de Hacienda, George Osborne, viajó en la sección de primera clase de un tren, usando un boleto que correspondía a clase estándar (la diferencia de precio sería de unos 3,000 pesos). Mientras tanto, en México el presidente electo se gasta cientos de miles de pesos en giras por Europa, ¡y ni siquiera ha tomado posesión! Qué exquisitos los políticos mexicanos, que vuelan por los cielos con gran lujo, sin la menor consideración política y económica hacia sus excesos. Pobre México, tan lejos de Dios, y tan cerca de sus políticos.

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